lunes, 16 de octubre de 2023

Ultimo dia en Lisboa


Comenzó el día cuando fuimos a verificar la parada del bus que nos llevaría a Lagos al día siguiente, luego tomamos un rico cafe con medialuna rellena y un croissant.

Ya que habíamos comprado otra tarjeta de ten por 24 horas, decidimos ir hasta Belen que era algo que nos quedaba y lo que quedaba mas lejos, también en el final de la linea verde de tren, estaba Time Out, un gran mercado de comidas, diferentes restaurantes, que comparten un gran espacio donde te podes sentar, en grandes mesas compartidas, también hay restaurante con mesas mas independientes, los cuales la comida es un poco mas cara, pero tienes otro servicio, mas personalizado.Nosotros teníamos mucho apetito y luego de mirar dos o tres lugares, alguien se nos acercó, es costumbre en Lisboa, que los restaurantes tengan personal que están tratando de convencerte de entrar a su establecimiento, y esta muchacha venezolana muy convincente, también es como nos explicó cada plato de los menús del día. Así elegimos uno de ellos, que te entregan un dispositivo que sonara ciando este tu comida, y nosotros nos fuimos a buscar unas sillas en alguna de esas mesas largas, donde no era fácil ya que el mundo de personas, muchos españoles, latinos, como de muchas otras nacionalidades.Pero el detalle fue que al salir de la estación de Metro, vimos una oficina de turismo, y entramos a preguntar de este mercado, pero la chica ni se dio cuanta que estabamos frente a ella, hasta que se sorprendió, y nos indicó en sentido contrario a donde le pedimos, el data justo jue el trolei o eléctrico como le llaman, era el número 15E, para ir a Belen, cuando no nos ubicábamos con sus explicaciones, Carlos paro a un joven, el cuál puse su GPS, y luego como no sabia como explicarnos, quería llevarnos hasta el mercado. Estas son las cosas que hace que uno se olvide de los malas indicaciones o dificultades que hay para moverse.


Al llegar a Belen, vimos que también en la misma parada era El Monasterios de los Jeronimos. Visitamos solo la parte del templo, ya que las colas eran interminables, una belleza diferente, enorme con mucha piedra rustica, columnas enormes tanto de altura como de grosor.Luego de salir del monasterio, caminamos a travez de un parque muy lindo con dos fuentes con patos, frente a ese parque se encontraba el monumento a los descubridores, una especie de punta de barco, con los hombres encargados de tal llamado descubrimiento, que ya sabemos que ya estábamos ahi ellos fueron los sorprendidos.Luego seguimos rumbo a La Torre de Belen, no había como perderse, ya que era el rumbo de todos los turistas, también es que esta en la misma rambla del mar, junto con el anterior monumento.Muy bonita la torre con una gran historia, construida en 1516-1519, fue de donde partían los barcos invasores, luego fue fortaleza, lugar de aduana para cobrar impuestos a los barcos entrantes, también fue presión. Sacamos unas cuantas fotos muy lindas, y comenzamos el regreso, que para ella teníamos que cruzar nuevamente un puente peatonal, que muchos escalones, luego volver a subirnos en el bus 15E, hasta la estación del metro.Dos cosas insólitas ocurrieron en el recorrido, una que había mucha gente amontonada, y dos muchachos acorralaron a Carlos como para meterle la mano en el bolso, pero viejo lobo, lo percibió, claro no contaban con un uruguayo de la teja,un con una sola mirado ellos entendieron el peligro que corrían con tal hazaña. Yo tuve suerte y había conseguido un asiento, pero al poco rato de los muchachos haberse bajado, a un señor le dio un soponcio no sabemos si fue un infarto, pero en esa muchedumbre amontonada, fue todo un revuelo, para que abrieran las puertas y le dieran espacio al hombre, que lograron sentar y pronto se calmó.

Algo sorprendente al llegar al Lisboa y tomar los trenes, es los murales en las estaciones, algo increíble el arte en ellos, como es el que sigue.


Visitamos un templo que fue destruido en el gran terremoto en 1755, el que mato a un tercio de la población y destruyo casi toda la ciudad de Lisboa, muchos edificios nunca se volvieron a edificar, el siguiente Convento do Carmo, un museo al aire libre, muy lindo de visitar es ahora un centro arqueológico, justo al descender de el elevador de Santa Justa, en la entrada al barrio Chiado, donde nos recibió con música en una plazoleta, muy curiosa, por su aire antiguo.


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