Ayuntamiento de Basilea |
Partimos desde el areopuerto Prat de la ciudad de Barcelona, en un vuelo “low cost” muy chico los espacios, pero muy bien todo, salimos en hora, y llegamos al areopuerto de Basilea-Mulhouse.Para salir a la calle hay que observar bien las indicaciones, ya que es un areopuerto compartido por dos países, por lo cual hay que buscar las señales que indicaran Suiza. Pues así lo hicimos, y luego de asegurarnos que era la puerta correcta y recibir indicaciones de donde exactamente era la parada, en una máquina dispensadora, compramos los boletos, que por cierto ya sentimos el impacto de los altos costos de Suiza.
El recorrido fue como de unos 15 minutos, y sin problemas llegamos al grandioso hotel, con muchos nervios ya que por un error, contratamos para una sola persona, y no sabíamos cuanto mas nos cobrarían.
Pero solo nos cobraron el desayuno de Carlos, fue una sorpresa de tras de otra, con la tarjeta que abris la habitación, la pones en un ojo censor, y te lleva directo a tu piso. En la hermosa y amplia habitación, el la televisión tenia la bienvenida, lo cual fue una linda sorpresa,nunca habíamos estado en un hotel de tanto lujo.
El desayuno al día siguiente fue otra sorpresa, todo lo que se te ocurriera, estaba tu disposición ,la sección de panes, la de comidas calientes, en fin todo exquisito.
Al día siguiente regresamos a la estación de trenes, para averiguar sobre los trenes para visitar otras ciudades y también el Bernina Express, que era la mayor excursión que queríamos bacer, para la cual ya teniamos la reserva hecha para el asiento y ahora tocaba comprar el boleto en si.
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