Al día siguiente fuimos en busca del lugar donde pararía nuestro tren, ya que también hay trenes locales, y también el otro tren " El Glaciar Express" que sube a las montañas. El Bernina fue nominado por la Unesco, como patrimonio de la humanidad.
Parte de esta ciudad de Chur hasta Tirano en Italia, y son unas cuatro horas de viaje, donde el tren recorre las montañas y muchos puentes como túnel por dentro de la montaña, a una velocidad lenta como para que disfrutes de todo ese paisaje increíble, que te queda impregnado en la retina, y te emociona hasta las lagrimas, de ver esa belleza, también esperando ver las montanas nevadas, lo cual pasa casi al final del recorrido.
Una operadora, te va relatando los nombres de las montañas, en varios idiomas, pero el ingles era difícil de entender.
Son asientos de cuatro, con una mesa en el medio, y lo que nosotros logramos al a hacerlo con mucha antelación, fue el asegurarnos que los dos teníamos una ventanilla para cada uno.
En la mesita te espera un mapa con el recorrido y la historia del tren, también al llegar te regalan un trencito con chocolates dentro.
Frente a nosotros teníamos a dos senora, que por el idioma imagino eran suizas, pero que lindo ver como una de ellas, se veía como una ama de casa del campo, y con que fascinación admiraba esa belleza, que a su edad, era la primera vez que subía en ese tren, lo que quiero indicar con eso, que la gente trabajadora, rara vez en cualquier lugar que viva, puede admirar su propio pais y lo que este tien para ofrecer.
Pues el recorrido fue siempre acompañado de exclamación y gritos de asombro, en cada curva, cada cambien del paisaje, la gente se levantaba de sus asientos, como para no perderse ningún detalle de aquella maravilla, como queriendo grabar en sus mentes aquella grandeza creada por Dios.
Al llegar a Tirano, la azafata estaba preparada para acompañar a todos los que hacían transferencia al tren de Italia, para indicarles rápidamente como abordar el tren, que estaba esperando en la estación. Nosotros no entendíamos mucho aquel alboroto, y como nuestro tren era mucho mas tarde, íbamos con toda la calma, pensábamos comer una rica piza, tampoco teníamos el boleto, que con toda paciencia yo buscaba una cabina con alguien que nos indicara, cuando Carlos me decía que tomáramos este tren que ya estaba saliendo, pero yo queriendo hacer las cosas correctamente, me reusaba. Al momento escuchamos un silbato insistente de un guarda de trenes, que desde varias vias más allá, nos hacia señas de que nos apuráramos, y que teníamos que bajar las vias para llegar hasta el. Ese momento due de película italiana, algo surrealista, que el tren estaba esperando por los uruguayo rezagados, los que querían seguir las reglas, pera que se trata de confianza en que ya comparaste tu boleto, y que harás lo correcto sin que nadie este controlándote. Pues seguimos las indicaciones del guarda, y nos subimos al tren, que ya estaba bastante lleno, pero aya conseguimos asiento, y todo esl tiempo yo sosteniendo la prueba de que habíamos comprado el boleto por internet, pero ne ningun momento en este recorrido, que paraba en cada pueblo de Dios, en este recorrido como de tres horas, hasta Milan, nunca dejamos de sorprendernos de tanta confianza, de tanta libertad.
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