martes, 22 de octubre de 2019

Visita a Monaco


El día comenzó con playa, en el hotel te prestan colchonetas, ya que es todo piedra y es duro jaja. El agua de un celeste muy lindo, y el sonido de las olas rompiendo, también nos llamo la atención, ya que al retirarse mueve las piedras, y suenan cuando golpean unas con otras. El agua muy fría, y difícil estar en la orilla con tanta piedra, por suerte yo lleve las zapatillas del agua, y Carlos sus romanitas, estuvimos un buen rato, contemplando los que pescan, otros con snarcols explorando el fondo, una chica haciendo yoga, en fin una variedad de gustos.


Regresamos nos dimos una ducha y salimos rumbo a Mónaco. Nos habían explicado que teníamos que tomar el tranvía eléctrico que esta frente al hotel, luego cambiar hacia otro con el mismo boleto, y bajarnos en la estación del tren. Allí comenzaba la odisea de comprar boleto, colas larguísimas en las maquinas, gente de diferentes países, que tampoco entendían las maquinas, unos nos preguntábamos a otros, y nos ayudábamos, por fin logramos comprar y luego ver el anden, pero haya dimos con la C. El recorrido hermoso, al borde del mar, con unas vistas a la bahías, y pequeñas playas también rocosas, con pocos bañistas. 


Al llegar a la única parada que tiene el Principado de Mónaco, ya nos asombro lo moderno y limpio todo, paramos en la oficina de turismo y nos dieron un mapa y las explicaciones para llegar hasta el Casino. En las calles estaba todo señalizado para ir al casino, veníamos en bajada e imaginarnos como seria regresar pero bueno, en algunos lugares había escaleras mecánicas y en otros ascensores.
Una vista de las montañas, y al llegar al Casino unos jardines y fuentes muy bonitas.




El Casino por dentro es un lujo, podías recorrer varios salones, pero para entrar a los juegos debías sacar un ticket. Luego comenzamos a descender mas para llegar al nivel del agua y esperando ver una rambla, pero no, lo que si encontramos fue como unos corredores, que tenían terrazas con vista al puerto de yates. También en el camino entramos en un edificio que muchos bus de excursión recogían pasajeros, y resulto ser un gran hotel, caminamos hasta unos ventanales a ver si descubríamos como llegar a la costa. Pero el corredor fue simpático, pasamos por zonas de solo tunas y otras como de interior, y el corredor tenia una glorieta que le daba sombra. Luego descubrimos un ascensor y baños super limpios, que siempre vienen bien.


Bajamos en el ascensor, llegamos al puerto donde había como un crucero, y pensamos haber encontrado la anhelada rambla, pero no, seguían estacionamientos de coches lujosos y hoteles, queríamos llegar hasta el Palacio real, pero nos dimos por vencidos, en cuanto vimos carteles indicando el tren, nos dimos por satisfechos, no era lo que esperábamos ver, tal vez si hubiéramos ido directo al palacio, pero en fin, la vista desde cualquier lado eran espectaculares, pero también los repechos.


Luego preguntamos a unas muchachas si íbamos bien encaminados hacia el tren, y la inocente criatura con muchos kilos y años menos que yo respondió " si sigan y suman las escaleras" pero yo con desconsuelo mire hacia la montaña como a 20 metros y no quise pensar mucho si tendría que subir esa, Carlos sin mediar palabra seguí escalón por escalón, y me trataba de dar animo diciéndome, que iríamos despacio. Pero Dios es grande y no era aquella tan alta, pero  pronto llegamos, ya unos expertos sacamos los boletos, luego los tenes  que validar en otras maquinas, y ya vimos la plataforma, y de ahí todo fácil.
Llegamos al hotel a descansar y aprontar la valija, ahora ya cenamos y renovados iremos a tomar un helado. Mañana partimos a Lyon.

Por mas fotos visitar : Fotos de Mónaco

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