Ya en Londres un aeropuerto enorme, super difícil ir de una terminal a otra, había que cambiar de terminal y son colas y colas de gente, te lleva un bus en unos 15 minutos de trayecto, parados y
da tantas vueltas que parece que estas yendo a otra ciudad. Cuando finalmente llegas a la terminal 3, entras en otra seguridad, y luego en ese salón no tienes acceso a baños o restaurantes, si quieres salir tienes que dejar tu tarjeta de embarque, y lo hicimos
pero el baño estaba en la planta baja, para ese entonces yo tenia el azúcar baja.
Pero la salida de Ginebra fue sin dificultades, el que nos despertó en el hotel era un muchacho Boliviano, que luego charlamos mientras esperábamos por el taxi. Nos contó que hacia un año y medio que vivía en esta ciudad,
pero su familia ya hacia mucho. Nos decía de lo tranquila que es la vida, y que no hay peligros, y si hay alguna pelea o problema la policía llega muy rápido.
El avión en que estamos ahora de Londres a Philadelphia, va casi vacío, así que nos dieron otros asientos, y luego Carlos se cambio para poder estirar las piernas.
El resto del viaje sin complicaciones, ya desde Philadelphia comenzamos a responder las llamadas por trabajo, y los saludos deseosos de estar en casa.
Nos recogió en el aeropuerto el hijo de Millie con su hijita, es preferible pagarle a amigos.
Ahora vuelta a la vida real, pagar y volver a soñar, espero que el próximo sea a Uruguay, será lindo reencontrarse con los tantos primos.
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