sábado, 14 de octubre de 2017

Santillana del Mar 2017

Esperando el Autobus
 El día comenzó como lo habíamos planeado, salimos temprano del hotel para ir hasta la estación de autobus, donde tomaríamos el café y luego hacer,la cola para el autobús en el andar 5 y gracias a la astucia de Carlos que estaba pendiente que no hacían fila y sería un caos, y dicho y hecho al abrir las puertas el coche de la compañía Cantabria, todo el mundo salió como de abajo de las piedras, mochileros del camino de Santiago, turistas franceses y de habla inglesa, españoles yendo a trabajar, todos, querían ser los primeros, pero Carlos que como asociado con un mochilero del Camino, eran los primeros en subir. El coche se lleno y quedo gente en la estación, decepcionados ya que el próximo sería como en tres horas más. Luego de un trayecto relativamente corto, y parar en Torrelavega, una ciudad muy industrial, que se veía las chimeneas con su humo mezclándose entre las nubes, llegamos a el pueblo elegido, y el autobús continuaba a dos más muy turísticas también como Comillas y el fin de su recorrido que era otra que también teníamos marcado, para ir, la costeña ciudad de Vicente de la Barquera.
Pues nuestro destino fue un pueblo que se mantiene intacto desde sus comienzos en el medioevo, claro solo las fachadas y algunos edificios como iglesias y monasterios, el resto ha sido reformado en su interior para una infinidad de hoteles, posadas y restaurantes. Las calles empedradas y con subidas y bajadas, hacían bien cansador el recorrido, pero al ser pocas cuadras se pudo recorrer toda.
Para almorzar paramos un un lugar bien chico, que luego de entrar en conversación con el que solo atendía el lugar, y resultó un emigrante dominicano, donde al quedar solo, nosotros como clientes, tuvimos oportunidad de charlar de todo un poco, y nos contó cómo él está casado con una española que es de ese lugar y la casa pertenecía a su papá, donde en el lugar eran las cuadras donde no hace mucho había vacas.
Luego de terminar el recorrido, nos sentamos en el frente de un sentó de asistencia médica, y otra vez Carlos entró en conversación con una muchacha que al igual que nosotros estuvo más de una hora esperando el penúltimo autobús hacia Santander. Esta chica era de un país que ya no recuerdo, pero sería cerca de Rusia, ella salía de su trabajo en un hotel, y también comentaba lo difícil que es ser emigrante, pero aunque sus padres dejaron dos casas en su país natal ella no volverá a su tierra nunca más.
Lo interesante es ver cómo la gente vive y cómo piensa, que ella como el muchacho dominicano decían que aunque los españoles piensen que hay una crisis, ellos no la ven y se vive bien.
Bueno familia los dejo por acá, mañana será un día de sol y a ver si nos podemos mojar los pies en el Cantábrico.

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