La lluvia no nos daba descanso, así que tendríamos que adaptarnos a ella.
Cuando te hospedas en un lugar cómodo todo es más leve, ya que estábamos cerca del centro de toda la acción, y en un barrio de gente trabajadora, con muchos lugares para comer, mayormente eran de Afganistán, con una comida muy rica y abundante.
Acá también tuvimos que soportar la lluvia si quisiéramos ver algo de lo que esta ciudad tiene para ofrecer. Con un reloj con figuras de tamaño natural, y un espectáculo maravilloso. Represente hechos de la historia de Bavaria, fue construido en 1908.Este reloj se encuentra en el ayuntamiento, un edificio impresionante neogótico, construido en diferentes etapas, comenzando en 1867 para finalizar en 1909. Todo esto se encuentra en la plaza principal, Marienplatz.
Poco a poco recorrimos el centro de la ciudad, y probamos las famosas salchichas con una rica cerveza, en una feria artesanal con arte maravilloso, claro que esa salchicha nos costó lo mismo que una cena copiosa en lo de nuestros amigos afganos.
Una catedral magnífica, y muchas atracciones similares, todo tratando de esquivar la lluvia, ya que no era agradable, llegar al hotel y tratar de secar la ropa y los zapatos, para estar prontos para la próxima excursión.
En esta ciudad se veía muchas personas pidiendo en las calles, sobre todo mayores.
También vimos una de las entradas de la ciudad Medieval, reconstruida en 1833.
Como en todas las ciudades nos quedo muchísimo sin ver a causa de la lluvia, que nos causo llegar a casa resfriados.
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