Sentados en el frente de la casa huésped, es tan particular ya que las tres casas están juntas, pero no ves ni escuchar nada. Un jardín sin cuidar pero tiene su encanto salvaje, el señor ha de ser mayor y seguramente no podría vivir con tanto terreno para cuidar.
La casa esta completa con todo, como si salieron al mercado, Julio le cuida el jardín y otras cosas. Es sorprendente la generosidad del propietario y la confianza que le tiene a Julio.
Julio viene temprano en la mañana a ver que estemos bien y a traernos un mate, es un lugar como para pasar una semana de descanso.
En lo de Julio nos atienden como reyes, la mesa servida con el desayuno variado con distintos panes, un café muy rico, y varios dulces.
Ya estamos acomodando todo para nuestra partida, y dejando la casa como la encontramos.
Nunca son suficientes los días de vacaciones y sobre todo cuando te atienden con tanto esmero y cariño, estaremos eternamente agradecidos con estos amigos, las dos veces que nos han recibido en su casa ha sido de disfrute total, y hoy puedo agregar, que siempre recordaremos a Sylvia con mucho amor, una persona dulce y amable, que desde que nos conocimos en su viaje a Uruguay, la aprecie y la recordare por siempre, que en paz descanses amiga.
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